Conceptos erróneos sobre la traducción

Sabemos que el caso del traductor no es único: muchas personas sienten que sus profesiones son malentendidas en cierta medida por quienes no las practiquen día tras día. Cuando se trata del acceso al lenguaje, los efectos de estos conceptos erróneos van mucho más allá de la molestia que nos causan; comprometen la calidad y la eficacia de la comunicación con las personas y las comunidades que no dominan el inglés.

Concepto erróneo Nº 1: Traducción e interpretación son sinónimos.

Cuando decimos a la gente que somos traductoras, solemos recibir muchas preguntas que tienen que ver más bien con interpretación. Por eso, por muy básico que parezca, vale la pena aclarar la diferencia. La traducción es la conversión escrita de un texto a otro idioma. La interpretación es la conversión oral de mensajes hablados entre dos idiomas. Los traductores no son intrínsicamente buenos intérpretes, ni los intérpretes son intrínsicamente buenos traductores. Las dos profesiones requieren preparación y el perfeccionamiento de habilidades distintas a largo plazo.

Concepto erróneo Nº 2: La traducción solo consiste en la sustitución de palabras en otro idioma.

¡Que fácil sería! En realidad, la traducción es una habilidad mucho más matizada y especializada de lo que parece. Una buena traducción al español debe leerse como si se hubiera escrito originalmente en ese idioma. Al fin y al cabo, hay que tener en cuenta el lector al que realmente está destinada la traducción: al hispanohablante que no domina el inglés. Entre los ejemplos más comunes de la insuficiencia de la traducción literal figuran las expresiones idiomáticas. Por ejemplo, al inventar una historia fantástica, en español alguien podría acusarte de tomarle el pelo, mientras que en inglés le estarías jalando la pierna. Si bien las traducciones literales de frases hechas producen errores obvios y a veces graciosos, según nuestra experiencia, los personas que realizan traducciones sin la preparación y experiencia adecuada suelen cometer errores más sutiles, subestimando la importancia de las diferencias de sintaxis, gramática, tono y patrones de fraseo entre los idiomas. Esto lleva a traducciones literales que usan falsos cognados y reflejan la conjugación, gramática y fraseología del idioma original hasta el punto de ser casi incomprensibles para el lector que no habla ambas lenguas.

EJEMPLO: (inglés) it may require additional time to complete. podría requerir tiempo adicional completar.

Concepto erróneo Nº 3: Cualquier persona bilingüe puede traducir (o interpretar).

Hay tanto que desglosar aquí que nos cuesta saber por dónde empezar. Primero y principal, un buen traductor tiene que ser excelente escritor en el lenguaje al que traduce. En los Estados Unidos, no es raro que uno se críe en un idioma y estudie en otro. Como resultado, muchas personas llegan a desarrollar mucho más sus habilidades de expresión escrita, como el vocabulario, la ortografía, y la gramática en el inglés que en su lengua materna. Hemos visto muchos casos en que se delega el trabajo de traducción a miembros del personal bilingües o a voluntarios que no son traductores experimentados, ya sea como medida de ahorro o por falta de información/educación por parte de los directores y comités que se encargan de la contratación. Por desgracia, esa solución suele ser perjudicial no solo para la comunidad destinataria, sino también para el personal bilingüe y la organización misma. Un texto mal escrito o traducido puede resultar confuso, ineficaz e incluso irrespetuoso para los lectores, además de dañar la reputación de la organización que lo ha publicado. Aún peor, recurrir a los miembros del personal para que traduzcan el contenido de la organización en función de su origen étnico o su lengua materna -en lugar de su capacidad o deseo de traducir- puede ser considerado una forma de explotación, sobre todo porque la remuneración rara vez se ajusta para reflejar la tarea especializada que se les pide realizar. Por último, las traducciones delegadas al personal no siempre pasan por el proceso riguroso de edición que se requiere para producir un texto de calidad.

Concepto erróneo Nº 4: El software de traducción automatizada está mejorando hasta el punto de sustituir a los traductores humanos.

La inteligencia artificial (IA) mejora y evoluciona constantemente, pero incluso las mejores herramientas de traducción automatizada (dentro de las cuáles NO figura Google Translate) tienen deficiencias importantes con respecto al sintaxis, el tono, la audiencia y la evolución del lenguaje, lo que lleva a resultados robóticos, confusos, graciosos y a veces ofensivos. Existen muchos memes que muestran ejemplos divertidos en ambos idiomas, como por ejemplo: “stroke” (refiriéndose en inglés al trazado de un marcador), traducido como “accidente cardiovascular”; o “en caso de tormenta, escuche las sirenas” traducido al inglés con la otra definición de sirena (la criatura de fantasía, mermaids). Pero los errores de la traducción automatizada no siempre son para reírse. Los siguientes ejemplos representan traducciones automatizadas que hemos encontrado tan solo en los últimos meses*

EJEMPLO: 1-800-XXX-HELP traducido como 1-800-XXX-AYUDA DEFICIENCIA: incapacidad de reconocer el contexto RESULTADO: llamadas erróneas; barreras de acceso.

EJEMPLO: Trans hormone care traducido como Cuidado de las hormonas trans DEFICIENCIA: incapacidad de relacionar correctamente los adjetivos con los sustantivos que describen RESULTADO: difusión de información errónea que sugiere que las hormonas en sí son trans cuando en realidad se trata del tratamiento hormonal para personas trans.

EJEMPLO: Bleeding disorders (trastornos hemorrágicos) traducido como Desórdenes sangrantes DEFICIENCIA: incapacidad para reconocer la sintaxis de términos especializados RESULTADO: no hay palabras; es totalmente incomprensible y vergonzoso.

EJEMPLO: John Beaver traducido como John Castor DEFICIENCIA: incapacidad de distinguir los nombres propios de los sustantivos RESULTADO: identificación errónea de una persona o contacto importante.

EJEMPLO: Daisy Screening Program traducido como Programa de detección de margarita DEFICIENCIA: incapacidad de distinguir los nombres propios de los sustantivos RESULTADO: difusión de información confusa que sugiere la existencia o necesidad de una prueba que detecta la presencia de margarita, cuando en realidad ‘Daisy’ es el nombre propio del programa.

Esperamos que esta entrada de blog haya arrojado algo de luz sobre el nivel de destreza y experiencia que se requiere para traducir, los matices de la profesión y la importancia de siempre procurar servicios profesionales. Si desea más información sobre nuestros servicios y precios, ¡nos encantaría agendar una reunión! No dude en enviarnos un correo electrónico a hola@pabilingual.com.

*algunos ejemplos han sido modificados levemente para preservar la anonimidad.

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